27 abr 2014

5 Ideas para mantenerte productivo cuando decae la energía

El día empieza bien: Te pones a trabajar a tu hora y avanzas a buen ritmo. Pero, por alguna razón, te has quedado a medio gas cuando todavía tienes por delante tareas importantes que terminar.
fatigado
Eso sucede. Una simple discusión puede desestabilizarte anímicamente. Una interrupción inevitable quizás rompa tu concentración.
Pero ahí estás tú para retomar el timón de la productividad en esas situaciones.
¿Cómo hacerlo? Ahí van estas ideas, para que las pruebes:

(1) Reinicia el sistema

¿El de la computadora? No, el tuyo.
Date un breve respiro que te ayude a reencontrar la serenidad que necesitas para volver a trabajar: Estírate, da un breve paseo, abre la ventana para saludar al paisaje o ve a la cocina a por un vaso de agua.
Sí, descansa unos minutos. Así recuperas energía y enfoque.

(2) Elimina distracciones potenciales

Ya que te has dispersado es más fácil caer en la procrastinación, dejándote llevar por distracciones como: pasear por Facebook o por otra página, mirar la tele, etc.
Ahora mismo, tienes dos alternativas: (1) Dedicarte a pasarlo bien (sin culpa) o (2) seguir con tus tareas.
El camino de en medio consiste en distraerte mientras te recuerdas continuamente que tienes cosas pendientes. Con lo cual, ni trabajas ni descansas a gusto.
¿Has elegido la segunda? Entonces, aparta de ti cualquier cosa que pueda distraerte: silencia el teléfono, apaga la tele, cierra el navegador de Internet, échale el cerrojo a la puerta, etc.

(3) Elige lo esencial

Con la ruptura del ritmo, quizás no puedas terminar todo lo que tenías previsto. Por lo tanto, habrás de seleccionar lo más importante: una o dos tareas que son prioritarias.
Céntrate en ellas y deja el resto.

(4) Engaña a tu cerebro

Tu cerebro es un comodón (como el mío). Cuando está disperso, suele preferir cualquier cosa antes que trabajar… y tratará de convencerte para que te apartes del deber.
Antes de que él te convenza a ticontraataca:
  • Dile que son sólo dos cositas.
  • Háblale de lo bien que te vas a sentir cuando las termines.
  • Recuérdale porqué es importante que las hagas.
  • Adviértele de las consecuencias de no hacer esas actividades importantes (si eso te funciona).
Y añade la más importante, que es la última idea de esta batería.

(5) Termina lo más pronto posible

El objeto de eliminar las distracciones y de convencer a tu cerebro para que se deje de tonterías y entre en materia de una vez es uno: terminar lo antes posible.
Cuando termines podrás divertirte a tus anchas. De hecho, es recomendable que lo hagas. Pásalo muy bien, aunque sea un ratito. Porque eso te ayudará a ser más productivo mañana.
Y, desde luego, descansa. Duerme tus horas. Así es más fácil mantener la productividad y, también, retomar el ritmo cuando pierdes el compás.
Lo anterior me funciona a mí en esos días de traspiés. Espero que alguna ideílla te pueda ser útil.
Fuente:http://tusbuenosmomentos.com/2014/04/mantenerte-productivo/

¿Te sientes mal? 5 pasos para el éxito

“Aunque perder o no lograr lo que se quiere no es lo ideal, hay que saber extraer lo positivo de cada situación para que el impacto negativo sea ínfimo y nos permita volver a intentarlo de nuevo”, comenta Mikah. “Aprender a

relativizar los fracasos es un arte que no todo el mundo domina”, añade. Para llegar al éxito y conseguir lo que nos hayamos propuesto, existen 5 pasos a seguir que nos guiarán para lograrlo:
1.- Definir claramente lo que es el éxito.
Muchas personas se pasan la vida persiguiendo el éxito pero casi siempre es un éxito cuya definición ha sido impuesta por terceros. Pero, ¿qué es el éxito para ti? Es ahora cuando hay que decidirlo y dejar de vivir el sueño de otros.
Tal y como apunta Mikah de Waart, experto en motivación personal y laboral, podemos permitirnos un día estar faltos de motivación y quedarnos en la cama pero, para superar esa situación, lo mejor es ponerse en marcha cuanto antes
 2.- Plantearse 3 objetivos concretos.
Una vez definido lo que es el éxito, hay que plantearse 3 objetivos concretos acerca de lo que se quiera conseguir este año. Deben de ser concretos y realistas para poder llegar a ellos.
 3.- Empezar a actuar desde el minuto 0.
Mikah de Waart recomienda empezar a actuar de inmediato, desde el minuto 0 para que los actos sean más efectivos. Lo ideal es realizar una acción masiva para conseguir lo que se ha propuesto uno.
 4.- Pensar en positivo.
Tener pensamientos positivos, sentirse bien y visualizar las cosas es fundamental. Lo que ayuda también a seguir adelante y a tener éxito es visualizarse a uno mismo consiguiendo el objetivo deseado y usar afirmaciones en positivo.
 5.- Agradecer.
Por último, y aunque parezca obvio, hay que agradecer todo lo que ya se haya logrado en la vida y disfrutar de cada día.
Tener éxito es una combinación entre pensamientos positivos y el inicio de una acción. Si no se llevan a cabo, será difícil llegar a la meta. Tal y como apuntan algunos expertos, el 80% del éxito es actuación y la persistencia y el 20% recae en la actitud de cada persona.
Acerca de – www.mikahdewaart.com
Fuente: http://managersmagazine.com/index.php/2014/04/te-sientes-mal-5-pasos-para-el-exito/

Síntomas del consumo de drogas


Fuente: http://www.youtube.com/user/tranerpra/videosnviar esta página a un amigo

Farmacodependencia

Significa que una persona necesita de una droga para desempeñarse normalmente. Suspender abruptamente la droga lleva a que se presenten síntomas de abstinencia. La adicción a las drogas (drogadicción) es el uso compulsivo de una sustancia a pesar de sus efectos negativos o peligrosos.
Una persona puede tener una dependencia física de una sustancia sin tener una adicción. Por ejemplo, algunos medicamentos para la presión arterial no causan adicción, pero pueden provocar dependencia física. Otras drogas, como la cocaína, causan adicción sin llevar a la dependencia física.
La tolerancia a una droga (necesitar una dosis mayor para alcanzar el mismo efecto) por lo regular es parte de la adicción.
Ver también:

Causas

El abuso de drogas puede conducir a la adicción o a la dependencia de las mismas. Las personas que utilizan drogas para aliviar el dolor pueden volverse dependientes, aunque es raro que esto suceda en personas que no tienen antecedentes de adicciones.
La causa exacta de la drogadicción y la farmacodependencia se desconoce. Sin embargo, los genes del individuo, la acción de las drogas, la presión de compañeros, el sufrimiento emocional, la ansiedad, ladepresión y el estrés ambiental pueden ser todos factores.
La presión de los compañeros puede llevar al uso o abuso, pero al menos la mitad de los individuos que caen en la adicción sufren depresión, trastorno de déficit de atención, trastorno de estrés postraumático u otro problema de salud mental.
Es posible que los niños que crecen en un ambiente de consumo de drogas ilícitas vean primero a sus padres consumiendo drogas, lo cual puede ponerlos en un mayor riesgo de desarrollar una adicción más adelante tanto por razones ambientales como genéticas.
Las personas que son más propensas a abusar o volverse dependientes de las drogas abarcan aquéllas que:
  • Tengan depresión, trastorno bipolar, trastornos de ansiedad y esquizofrenia
  • Tengan acceso fácil a las drogas
  • Tengan baja autoestima o problemas con las relaciones interpersonales
  • Lleven un estilo de vida estresante en lo conómico o emocional
  • Vivan en una cultura donde hay una aceptación social alta del consumo de drogas
Entre las sustancias de las que comúnmente se abusa se encuentran:
  • Los opiáceos y narcóticos son calmantes muy potentes que causan somnolencia (sedación) y algunas veces sensaciones de euforia. Entre ellos se encuentran: heroína, opio, codeína, meperidina (Demerol),hidromorfona (Dilaudid) y oxicodona (Oxycontin).
  • Los estimulantes del sistema nervioso central abarcan anfetaminas, cocaína, dextroanfetamina, metanfetamina y metilfenidato (Ritalin). Estas drogas tienen un efecto estimulante y las personas pueden empezar a necesitar cantidades mayores de ellas para sentir el mismo efecto (tolerancia).
  • Los depresores del sistema nervioso central abarcan alcohol, barbitúricos (amobarbital, pentobarbital, secobarbital), benzodiazepinas (Valium, Ativan, Xanax), hidrato de cloral y paraldehído. Estas sustancias producen un efecto sedante y de reducción de la ansiedad, lo cual puede llevar a la dependencia.
  • Los alucinógenos abarcan LSD, mescalina, psilocibina ("setas u hongos") y fenciclidina (PCP o "polvo de ángel"). Pueden hacer que las personas vean cosas que no existen (alucinaciones) y pueden llevar a dependencia psicológica.
  • El tetrahidrocannabinol (THC) es el ingrediente activo que se encuentra en la marihuana (cannabis) y el hashish.
Hay varias etapas del consumo de drogas que pueden llevar a la dependencia. Las personas jóvenes parecen pasar más rápidamente a través de las etapas que los adultos.
  • Consumo experimental: típicamente involucra a los compañeros, se hace para uso recreativo; el consumidor puede disfrutar del hecho de desafiar a los padres u otras figuras de autoridad.
  • Consumo regular: el consumidor falta cada vez más al colegio o al trabajo; le preocupa perder la fuente de droga; utiliza las drogas para "remediar" sentimientos negativos; empieza a apartarse de los amigos y la familia; puede cambiar los amigos por aquéllos que son consumidores regulares; muestra aumento de la tolerancia y capacidad para "manejar" la droga.
  • Preocupación diaria: el consumidor pierde cualquier motivación; no le importa el colegio ni el trabajo; tiene cambios de comportamiento obvios; pensar acerca del consumo de drogas es más importante que todo los otros intereses, incluyendo las relaciones interpersonales; el consumidor se torna reservado; puede comenzar a vender drogas para ayudarse a sostener el hábito; el consumo de otras drogas más fuertes puede aumentar; se pueden incrementar los problemas legales.
  • Dependencia: no puede enfrentar la vida diaria sin las drogas; niega el problema; el estado físico empeora; pierde el "control" sobre el consumo; puede volverse suicida; los problemas financieros y legales empeoran; puede haber roto los lazos con los miembros de la familia o los amigos.

Síntomas

Algunos de los síntomas y comportamientos de la farmacodependencia abarcan:
  • Confusión
  • Continuar consumiendo drogas incluso cuando la salud, el trabajo o la familia están siendo afectados
  • Episodios de violencia
  • Actitud hostil cuando se lo confronta acerca de la dependencia de las drogas
  • Falta de control sobre el consumo excesivo de drogas: ser incapaz de parar o reducir la ingesta de alcohol
  • Inventar excusas para consumir drogas
  • Faltar al trabajo o al colegio o disminuir el rendimiento
  • Necesidad de consumir la droga de manera diaria o regular para poder funcionar
  • Descuidar la alimentación
  • No preocuparse por la apariencia física
  • No volver a tomar parte en actividades debido a la drogadicción
  • Comportamiento reservado para ocultar el consumo de drogas
  • Consumir drogas incluso estando solo
Vea: drogadicción para mayor información acerca de síntomas que se pueden presentar al consumir estas drogas.
Para obtener información acerca de los síntomas de abstinencia, ver también:

Pruebas y exámenes

Los exámenes para drogas (exámenes toxicológicos) realizados sobre muestras de orina y sangre pueden revelar la presencia de numerosas drogas y sustancias químicas en el organismo. La sensibilidad del examen depende de la sustancia misma, de cuándo se tomó y del laboratorio que realiza los análisis. Es más probable detectar una droga en exámenes de sangre que en exámenes de orina; sin embargo, los exámenes de detección en orina se practican con más frecuencia.
Los opiáceos y los narcóticos generalmente están presentes en la orina entre 12 y 36 horas después del último consumo, dependiendo de la cantidad usada y la frecuencia.
Los estimulantes del sistema nervioso central (SNC), como la cocaína, se pueden detectar en la orina en cualquier momento entre 1 y 12 días, también dependiendo de la frecuencia de su uso.
Los depresores del SNC como Valium y Xanax se detectan hasta 7 días después del último día de consumo, dependiendo en su mayor parte según la sustancia consumida y de la rapidez con la que el organismo la elimine (su semivida).
La mayoría de los alucinógenos también se pueden detectar en la orina hasta 7 días después del último consumo. Sin embargo, la evidencia de marihuana se puede encontrar hasta 28 días después de su último uso en consumidores regulares.

Tratamiento

El tratamiento para la farmacodependencia o la drogadicción comienza con el reconocimiento del problema. Aunque anteriormente se consideraba que la "negación" era un síntoma de adicción, investigaciones recientes han demostrado que las personas adictas exhiben mucha menos negación si se las trata con empatía y respeto, antes que decirles qué hacer o "enfrentarlos".
El tratamiento para la farmacodependencia implica suspender el consumo de la droga ya sea de manera gradual o abrupta (desintoxicación), apoyo y permanecer libre de la droga (abstinencia).
  • Las personas con intoxicación aguda o sobredosis de drogas pueden necesitar un tratamiento de emergencia. Algunas veces, la persona pierde el conocimiento y podría ser necesario conectarla temporalmente a un respirador (respirador mecánico). El tratamiento depende de la droga consumida.
  • La desintoxicación consiste en la abstinencia o supresión de la sustancia que se consume en un ambiente controlado. Algunas veces, se suministra una droga de acción similar para reducir los efectos secundarios y los riesgos de la abstinencia. El proceso de desintoxicación se puede manejar como paciente ambulatorio u hospitalizado.
Como sucede con cualquiera otra área de la medicina, el tratamiento menos intensivo debe ser el punto de partida.
Los programas de tratamiento residencial monitorean y abordan los posibles síntomas y comportamientos de abstinencia. Estos programas emplean técnicas de modificación del comportamiento, las cuales están diseñadas para hacer que los consumidores reconozcan sus comportamientos.
Los programas de tratamiento abarcan asesoría, tanto para la persona (y quizás la familia) y escenarios grupales. Los programas de tratamiento para la drogadicción tienen una parte de cuidados poshospitalarios prolongados (cuando el consumidor sale del centro médico) y brindan apoyo a los compañeros.
La drogadicción es una afección seria y complicada que requiere tratamiento y apoyo físico y psicológico. Es importante ser evaluado por un profesional especializado para determinar la mejor atención.
Si la persona también presenta depresión u otro trastorno del estado de ánimo, éste se debe tratar. Con mucha frecuencia, las personas comienzan a abusar de las drogas en un esfuerzo por autotratarse una enfermedad mental.
Para la dependencia de narcóticos, algunas personas reciben tratamiento con metadona o medicamentos similares para prevenir la abstinencia y el abuso de estas sustancias. El objetivo es permitirle a la persona llevar una vida tan normal como sea posible.

Pronóstico

El abuso de drogas y la farmacodependencia pueden conducir a una sobredosis de la droga mortal. Algunas personas comienzan a tomar las drogas de nuevo después de haberlas suspendido. Las recaídas pueden llevar a una dependencia continua.

Posibles complicaciones

Las complicaciones del abuso de drogas y la farmacodependencia abarcan:
  • Endocarditis bacteriana, hepatitistromboflebitisémbolos pulmonares, desnutrición, o infecciones respiratorias, causadas por consumo de drogas intravenosas
  • Depresión
  • Sobredosis de drogas
  • Aumento en el índice de varios tipos de cáncer: por ejemplo, el cáncer pulmonar y el faríngeo están asociados con el consumo de nicotina; los cánceres de boca y estómago con el consumo excesivo y la dependencia del alcohol.
  • Infección por VIH a través del hecho de compartir agujas
  • Problemas con la memoria y la concentración, por ejemplo, con el uso de alucinógenos, incluyendo la marihuana (THC)
  • Problemas legales
  • Recaída en el abuso de drogas
  • Prácticas sexuales inseguras, las cuales pueden derivar en embarazos no deseados, contagio de enfermedades de transmisión sexual, VIH o hepatitis.

Cuándo contactar a un profesional médico

Consulte con el médico si usted es adicto a las drogas y le gustaría dejarlas o si se le ha suspendido el suministro de drogas y está en riesgo de sufrir un síndrome de abstinencia. La mayoría de los empleadores también ofrecen servicios de remisión para los empleados que tengan problemas de consumo de sustancias.

Prevención

Los programas educativos contra las drogas pueden ser de ayuda aunque ninguno ha probado ser efectivo a largo plazo.

Referencias

Griswold KS, Atronoff H, Kernan JB, Kahn LS. Adolescent substance use and abuse: recognition and management. Am Fam Physician. 2008;77:331-336.
NIDA InfoFacts: Club Drugs (GHB, Ketamine, and Rohypnol). National Institute on Drug Abuse July, 2010.
NIDA InfoFacts: Hallucinogens - LSD, Peyote, Psilocybin, and PCP. National Institute on Drug Abuse. June, 2009.
Weiss RD. Drug abuse and dependence. In: Goldman L, Shafer AI, eds. Cecil Medicine. 24th ed. Philadelphia, Pa: Saunders Elsevier; 2011:chap 33.

Traducción y localización realizada por: DrTango, Inc.

Fuente:http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/001522.htm

23 abr 2014

HORARIO DE CIERRE - Un cuento de bibliotecarios

Por: Isabel Garin


Para no tener problemas al nombre del usuario me lo callo  pero si se hiciera conocido y los problemas se presentaran  que se sepa  que  los compañeros de la biblioteca me respaldan. Esta misma noche acabo de hablar con todos ellos.

El usuario, un estudiante alto y flaco y de movimientos desmañados, había aparecido hacía unos meses  a leer como tantos, más con sus propios apuntes que con materiales nuestros, aunque a veces pedía algún libro o alguna revista.  La primera vez lo recibieron los de la mañana y no me hicieron ningún comentario. Pero esa misma noche, al terminar la jornada,  empezó la disputa,  aunque esa primera vez no le di tal nombre porque iba a necesitar una segunda vez para corroborarlo. Ya habían comenzado los movimientos del cierre,  conocidos por todos cuando se acercaba la hora de irnos: los lectores ordenaban sus papeles, devolvían lo que hubieran pedido,  me preguntaban algo para el día siguiente, se levantaban, saludaban al salir.  Todos estábamos en la instancia del cierre menos él que parecía abstraído en su lectura.  Al pasar al lado una chica le chocó un hombro con su mochila, se disculpó,  pero él no registró nada, ni la mochila ni la disculpa, y siguió leyendo. Me llamó la atención. Cuando ya se  habían ido todos y el movimiento de la salida había cesado, y solo faltaba que se fuera él, me quedé esperando que levantara la vista y  tomara nota  que nos íbamos; esperé un par de minutos, esperé  otro par de minutos, y otro más; no se movía de su lugar y desde mi mostrador veía que seguía pasando hojas  muy concentrado. Pensé que estaba demasiado concentrado, así que dije en voz bien alta:
Ya cerramos.

Para mi sorpresa no levantó enseguida la vista, como si el sonido hubiera tardado varios segundos en llegar a sus oídos.  Cuando al fin oyó, o concedió oír, me miró con atención como si me evaluara, como si estuviera calculando mi habilitación para decirle que tenía que irse. Y recién después de un tiempo que pareció muy largo empezó a cerrar morosamente su netbook, a guardar sus apuntes y a recoger sus lapiceras. Se puso de pie con  toda calma, como si no fuera tarde,  dejó la silla corrida y se encaminó  a la puerta  mirándome a los ojos y  sin una palabra. Me cayó mal.

La segunda vez que pasó algo parecido  intuí que hacía  una constante práctica de  desafío. Imaginé que sería así en todos los aspectos de su vida.  Me cayó peor, y me preparé a resistirlo.  Para desagracia sus horarios coincidían siempre con los míos, así que yo lo tenía en el cierre las dos o tres veces por semana  que iba a estudiar. 

Nunca se iba hasta  último minuto y hasta que le dijéramos que tenía que irse, ¿por qué no hacía como todos los demás que ya conocían los horarios de la biblioteca y en cuanto empezábamos a guardar libros y apagar computadoras recogían sus apuntes y sus cuadernos,  guardaban todo,  saludaban y se iban? Pero no, él no, dejaba claro que no estaba dispuesto a facilitar nada. Así que si yo  había visto que estaba en la sala,  quince o veinte minutos antes del cierre empezaba a hacer ruidos: llevaba libros de acá para allá y pasaba a su lado, arrastraba las escaleras, cerraba puertas con un golpe, apagaba luces; pero igual no se le movía un pelo y seguía inclinado sobre lo que estuviera leyendo como si no oyera ni viera nada alrededor. Al final, sin que se hubiera dignado levantar la vista de lo que leyera, tenía que pararme frente a él y avisarle personalmente:
Ya cerramos.

Se le veía la voluntad de no hacer caso, de querer desobedecer el horario y desautorizarme. Sin decir una palabra de reconocimiento, en silencio y con toda parsimonia,  empezaba a guardar en la mochila uno por uno sus numerosos objetos no sin contestar algunos mensajes en el celular al mismo tiempo. Al fin salía caminando como quien  sale  de paseo por  el campo, mirando el cielo y  respirando hondo. Una tarde en que él persistía en su representación, acentuada esa vez porque tenía puestos los auriculares,  y yo estaba apurado por irme, tuve que acercarme y  otra vez decirle:
            Estamos cerrando.

Y él me contestó en el acto, casi sin que yo terminara de hablar:
Faltan cinco minutos.

Era cierto. ¡Qué indignación! Y me lo dijo  con una  expresión contenida de dominio, con los ojos centelleantes de  sorna  y  sin quitarse los auriculares.

También me molestaba  su manera  desenfadada de acomodarse en la silla. Cuando hacía calor  llegaba resoplando, se agitaba la camisa o la remera, se sentaba desplomándose y a continuación se quitaba las zapatillas. Se quedaba descalzo, tan pancho, y a veces también se arremangaba los pantalones,  lo que  sin dudas le daba  aspecto de pescador.  Luego, con esa propiedad que tenía para avanzar sobre los demás, desplegaba su batería de objetos sobre la mesa que parecía que le quedaba chica, y eso que a las mesas se pueden sentar dos o tres personas con comodidad. Sacaba de su honda mochila apuntes anillados, hojas sueltas,  un par de libros, la net, dos o tres cuadernos, una cartuchera repleta de resaltadores de colores, se colgaba los auriculares del cuello, chequeaba el celular, abría los codos y ocupaba el espacio de izquierda a derecha. Yo deseaba con toda el alma que alguna vez se ocuparan todas las mesas para exigirle  que se estrechara un poco y dejara lugar a otro, pero eso no sucedió.  En otras ocasiones llegaba y ocupaba la  mesa sin dejar resquicio, apilaba  libros y apuntes y  sin más se ponía a dormir con la cabeza apoyada sobre la pila. A su alrededor, los demás usuarios lo miraban con una sonrisa  y se codeaban, señalándolo. A él solo le faltaba roncar.

Lo que sí logré fue que no comiera en la sala. Un día lo vi  extraer un táper de su mochila abismal, abrirlo y sacar un enorme sándwich de milanesa. Ahí mismo lo frené. Tuvo que aceptar salir de la biblioteca pero salió de lo más campante con el sándwich en la mano y pasada la puerta se paró a comer a diez centímetros del  otro lado. Como esa puerta tenía la parte superior de vidrio yo lo veía  devorar su sándwich mientras agitaba la cabeza escuchando música. Desde entonces todas las veces que comía repetía el modo: sacaba un táper de su mochila, lo abría con alevosía en la sala y se iba a comer ahí nomás traspasada la puerta de entrada a la biblioteca, con la misma actitud del que se para desdeñosamente en la vereda marcando que es pública y que ahí ya no alcanza el poder de interdicción  de ningún particular; y además, dejaba todo desparramado sobre su mesa, incluyendo la net, el teléfono, los auriculares,  o lo que fuera.  Le dije más de una vez que guardara sus pertenencias,  porque nosotros no las cuidaríamos,   y él me contestó distraído:
Está bien.  No hay problema.

Y se desentendía, sin más. Me daba rabia,  pero no había manera de hacer que guardara o se llevara sus cosas;  en un momento cualquiera ya estaba afuera, comiendo sus milanesas al otro lado de la puerta, y habiendo dejado todo sobre la mesa.

En esta guerra sorda estábamos él y yo hasta esta tarde en que, para no variar, tenía todo desplegado sobre la mesa  de la manera invasiva que lo hacía, estaba descalzo, había  comido al otro lado de la puerta, y demás transgresiones mínimas pero compactas que no dejaba de hacer. Estaba solo en la sala,  los otros lectores se habían retirado más temprano.  Se acercaba la hora de irnos y como de costumbre se venía la pulseada del cierre. Lo espié desde atrás de  unos estantes: se había dormido de una  manera guasa, con las piernas flojas y los pies  bien  abiertos, la cabeza hacia la izquierda  apoyada  en los brazos cruzados sobre la mesa y un  lápiz entre los dedos. Parecía en el  mejor de los sueños. Yo repetía con irritación mis tácticas: correr la escalera, arrastrar un mueble, apagar luces, tan inútilmente como siempre.  Y entonces me pongo a esperar que se haga la hora de cerrar, justo la hora de cerrar para que no pudiera decirme “faltan cinco minutos”,  después me paro en la sala y anuncio:
            –Nos vamos.

Y él no se mueve, hace como que no  registra los movimientos,  practica su modus operandi de provocación. Carraspeo y vuelvo a anunciar, con un tono más alto:
Estamos cerrando.

Nada.  Estaría  ya despierto y haciéndose el dormido para obligarme otra vez a tomarme el trabajo de responder a sus desafíos.
            –Eh – me acerco a él – eh…nos vamos.
No se mueve.  Este tipo está de nuevo tomándome el pelo, pienso, y entonces me enojo y grito:
– ¡Ya cerramos!

Nada. Ya estoy a un metro de su mesa y está dormidísimo. Veo el apunte que estaba leyendo, lo ha estado marcando con  resaltadores  de color; me inclino con un interés obsceno y leo un párrafo resaltado con  verde que  dice: “el control disciplinario no consiste simplemente en enseñar o en imponer una serie de gestos definidos… impone la mejor relación entre un gesto y la actitud global del cuerpo, que es su condición de eficacia y rapidez…el poder disciplinario fabrica individuos, encauza sus conductas…”. Ajá. Tiene en la mano un lápiz. La pantalla de su  net  abierta parpadea. Me distraigo por un momento observando sus cosas pero de pronto escucho que le entra un mensaje al celular, que le suena en algún bolsillo, y vuelvo a la situación.
            – ¡Ya nos vamos! – trueno a veinte centímetros de  él.

No me oye.  Lo observo: está en el mejor de los mundos.  Nunca lo he tocado, por supuesto, pero tendré que zamarrearlo para que se despierte. Apoyo con  disgusto mi mano sobre un brazo, y me parece que entonces pestañea. ¿Pestañea?  Lo zamarreo del brazo.
– ¡Eh!– le grito casi en la oreja – ¡Nos vamos!

No contesta nada, pero se le cae el lápiz que sostenía entre los dedos. Cuando el lápiz se cae hace un ruidito saltarín y rueda casi hasta el borde de la mesa. Me llama la atención que él no haga ese movimiento casi reflejo que hacemos todos tratando de detener algo que rueda sobre una mesa para que no se caiga. En ese mismo momento,  con  la mano apoyada sobre uno de sus brazos,  me doy cuenta que tiene frío. Miro estúpidamente el aire acondicionado que está detrás  pero hoy no ha hecho calor y no lo tuvimos prendido. Mientras observo todo esto mi mano sigue apoyada sobre su brazo, y sin que lo piense se pone a sacudirlo.
 – ¡Ya cerramos! ¡Eh! ¡Despertate!

Lo sacudo con fuerza pero no contesta y no se mueve. Me desconcierto. Le miro la nuca en la que tiene una estrella tatuada que no le  había visto.  De pronto me encuentro sacudiéndolo más fuerte.
  – ¡Eh! ¡Eh! ¡Eh!

Pero no contesta y no se mueve.  Lo dejo de zamarrear y no se mueve en absoluto. Las sacudidas que le di han hecho que su cabeza se desplace un poco, corrida del apoyo sobre los brazos, pero él no ha hecho ningún movimiento más. Los dedos que sostenían el lápiz siguen en la misma posición semi abierta de cuando el lápiz se cayó. Me asombra su quietud, nunca he visto esta inmovilidad total.  Cuando pienso que nunca he visto esta inmovilidad  percibo que mi mano, la que sigue apoyada sobre el brazo, está sintiendo un frío que no es del aire acondicionado. Entonces la mano me quema y la retiro, espantado. Doy un salto atrás. Siento que los ojos se me agrandan en las órbitas, se me aflojan las rodillas y me mareo. Doy unos pasos alejándome, mareado, con la vista nublada, pero vigilante aún por si el chico  levanta la cabeza y me mira con una sonrisita torcida.  Al instante siento el corazón  latiéndome como un tambor. No se mueve, no se mueve, y está frío, está frío… ¿cuánto hace que dormía o parecía que dormía? A esta hora somos los únicos que quedamos en el  edificio, busco el teléfono, llamo a la seguridad. No sé cómo hablo, o grito o balbuceo, hasta que entiendo que me dicen que  me calme,  que no me entienden.  Entonces puedo articular y al fin comprenden lo que digo  y  escucho que ya vienen.

Salgo al pasillo de miedo a mirarlo ahí en la sala,  como dormido, y de que levante esa cabeza inmóvil  y  me mire con su mirada desafiante, mientras espero que lleguen los de seguridad y ya adivino a todos los que seguirán después de ellos: la ambulancia y la policía, los parientes, los compañeros de trabajo, la jefa, el director,  la prensa, las averiguaciones, las preguntas,  y pienso en el trabajo que este chico me ha dejado. Y de pronto me siento muy tonto y me brota la  indignación: yo estaba llamándolo y despertándolo de todas las maneras y él  de nuevo se dio el gusto de desoír olímpicamente mi aviso de cierre de hoy. ¡Cómo se habrá divertido!

¿Las bibliotecas están muriendo? No estés tan seguro.

Por: Jareen Imam, CNN


(CNN) – Al igual que muchos visitantes en Seattle, Glenn Nagel se encontraba en la ciudad tratando de evitar la lluvia. Después de caminar por los alrededores, finalmente encontró la forma de llegar a la Biblioteca Pública de Seattle para escaparse del deprimente clima.
No se imaginaba que ingresar a la Biblioteca Central de Seattle despertaría su curiosidad. El interior de cristal geométrico y acero de la biblioteca, con su enorme "espiral de libros" captó su atención.
"Simplemente es un edificio increíble", dijo, mientras recordaba la impresión que experimentó en ese viaje en 2013. "Pasé hora y media solo tomando fotografías, y mientras lo hacía, se me ocurrió la idea de que debería visitar otras bibliotecas".
El año pasado, Nagel ha viajado a 12 bibliotecas en Estados Unidos, fotografiando sus estantes y pasillos como un explorador. Él es una de muchas personas que han descubierto una renovada fascinación con las bibliotecas. Él y otros iReporteros compartieron fotos de las bibliotecas que visitaron en CNN iReport para la Semana Nacional de las Bibliotecas de EE.UU., que se lleva a cabo del 13 al 19 de abril de este año.
A pesar de la expansiva digitalización de la información, el uso de las bibliotecas públicas sigue siendo popular, de acuerdo con Cathy De Rosa, vice presidente de las Américas y vicepresidente global de comercialización enOCLC, una organización sin fines de lucro que ofrece el servicio de biblioteca por ordenador.
"Sorprende a las personas", dijo, explicando que hay una presunción entre el público de que las bibliotecas se están tornando cada vez más irrelevantes.
Pero a pesar de soportar recortes de presupuesto y de ser forzada a reinventar sus servicios de cara al omnipresente Internet, las bibliotecas públicas siguen siendo instituciones principales en varias comunidades. Ha habido un aumento en el uso de las bibliotecas públicas en Estados Unidos durante los últimos diez años. El uso de servicios como las computadoras públicas se duplicó en los últimos diez años, y en las bibliotecas se dio un aumento en la circulación de 2.460 millones de materiales en 2010. Este es el nivel más alto que se ha reportado, según un informe dado a conocer por el Instituto de Servicios de Museo y Bibliotecas.
Glann Nagel quedó anonadado por la Biblioteca Central de Seattle
Algunas bibliotecas atraen más que solo clientes. También son populares entre los turistas, y atraen visitantes por decenas de miles si no millones.
El sistema de la Biblioteca Pública de Seattle, por ejemplo, atrae a más de 7 millones de personas cada año. "La Biblioteca Central es uno de los edificios más hermosos y modernos en Seattle, y realmente celebra a las personas", dijo Andra Addison, una portavoz de la biblioteca.
Las bibliotecas más pequeñas también importan
Los estadounidenses valoran mucho el papel de las bibliotecas públicas en su comunidad, según hallazgos del Instituto de Investigación Pew. De hecho, el 94% de los encuestados en 2013 dijo que el tener una biblioteca pública mejora la calidad de vida en una comunidad.
Jennifer Roberts, profesora de redacción, está de acuerdo. Ella pasó muchos días de verano con sus hijas, Lucy y Miriam, visitando su biblioteca local en Grants Pass, Oregón. Pero en 2007, todas las bibliotecas del condado de Josephine cerraron por varias razones.
Eso devastó a sus hijas que entonces tenían 7 y 5 años. "Lucy me dijo que estaba muy triste porque no podría 'visitar a los libros'", dijo Roberts, recordando cómo su hija lloraba por la noticia.
Roberts estaba decidida a encontrar una manera de ayudar a reabrir las bibliotecas en su área. La comunidad se unió para recaudar 300.000 dólares en 18 meses. Incluso consiguieron una donación por la misma cantidad del condado de Josephine, lo que ayudó a que las bibliotecas abrieran de nuevo.
La experiencia ayudó a Roberts a redescubrir el valor de su biblioteca local. "En realidad no visité muchas bibliotecas cuando era niña", dijo. "No descubrí esa maravilla sino hasta cuando era mucho mayor. Quizá esa es la razón por la que me parecen tan mágicas ahora".
'Las bibliotecas reflejan quiénes somos'
Robert Dawson quería capturar el valor de las bibliotecas públicas a través de su objetivo. Pasó los últimos 18 años fotografiando bibliotecas y entrevistando a gente que las utiliza y trabaja en ellas. En su libro publicado recientemente "The Public Library: A Photographic Essay" (La biblioteca pública: un ensayo fotográfico) que incluye centenares de fotografías de bibliotecas en 48 estados, Dawson dice que se sintió atraído por las bibliotecas porque son una parte fundamental del ecosistema de una comunidad.
"A menudo, una biblioteca revela cosas acerca de una comunidad. Fue realmente triste ver una biblioteca cerrada cuando pasaba por el delta del río Misisipí", dijo, explicando que esa era una de las zonas más pobres que visitó.
Robert Dawson visitó una biblioteca construida por ex esclavos, Allensworth, California.
"No soy un bibliotecario, pero luego de hacer esto por 18 años, encuentras cosas", dijo. "Es interesante ver cómo las bibliotecas reflejan quiénes somos y lo que compartimos".
Barbara Stripling, presidenta de la Asociación Estadounidense de Bibliotecasdice que las bibliotecas son increíblemente transformadoras. Estos espacios ofrecen no solo información, sino también brindan recursos y oportunidades para socializar.
Algunas bibliotecas se están convirtiendo más en un espacio para compartir en una comunidad, para aprender y conversar", explicó. Programas como "One Book, One Chicago", de la Biblioteca Pública de Chicago, una iniciativa adoptada de la Biblioteca Pública de Seattle, tiene como objetivo conseguir el compromiso de una comunidad virtual en torno a selecciones mensuales de libros.
Toma un tour de las bibliotecas más bellas del mundo
Otras se están redefiniendo como lugares donde las personas pueden explorar sus pasiones. Programas como "Geek the Library", el cual es parte de OCLC, se asocia con bibliotecas para promover la idea de que todos "se vuelven locos" por algo, y una biblioteca local puede ayudarte a reconocer tu pasión especial.
A través de sus 18 años de documentar bibliotecas, Dawson dice que ha visto cómo muchas de ellas se han adaptado y transformado para sus comunidades. Algunas asumieron nuevos papeles diarios, como enseñarle a las personas a crear hojas de vida o al proveer servicios sociales.
Esta biblioteca en Berkley, California, se especializa en prestar herramientas.
"En San Francisco, tienen un trabajador social dedicado, especialmente para los indigentes", dijo. Otras se convirtieron en lugares seguros.
"Cuando estuve en Detroit, en uno de los días más calurosos de la historia, entré a una biblioteca. Había un enorme guardia en la puerta, el aire acondicionado estaba funcionando al máximo, había mucha gente y todos estaban leyendo. Entonces lo entendí; era un lugar de refugio".
Olaf Eigenbrodt, bibliotecario y director de servicios del usuario y consejero de planeación y construcción en la Biblioteca Estatal y Universitaria de Hamburgo en Alemania, dice que hay tres razones principales por las que las bibliotecas siguen siendo populares hoy en día: son puntos de información, son lugares donde las comunidades pueden reunirse y ofrecen colaboración para el aprendizaje.
Incluso ofrecen un elemento de comodidad. "Las bibliotecas tienden a convertirse en lugares más acogedores, relajantes y comunicativos. Además de los espacios públicos como los museos, tienen un cierto carácter privado, el cual las hace ser una sala de estar para su comunidad", dijo Eigenbrodt.
Dawson piensa que una parte de la fascinación que las personas sienten por las bibliotecas también es algo irracional, pero en un buen sentido. Él le atribuye nuestro amor por las bibliotecas a los recuerdos de nuestra niñez. "Creo que gran parte de eso se remonta a cuando éramos niños. Hay una conexión emocional que es un tanto única. Muchos niños descubren las bibliotecas con sus padres cuando son jóvenes", explicó.
Esa afinidad puede ser parcialmente psicológica, según De Rosa, de OCLC. "Pienso que sería difícil encontrar a 10 personas en una multitud que no hubieran tenido una experiencia positiva en una biblioteca. Eso es algo personal", dijo. "Es la razón por la que las bibliotecas siguen siendo relevantes".
Addison, de la Biblioteca Pública de Seattle, dice que el factor más atrayente de una biblioteca pública es simple: es gratis. "¿A qué otro lugar puedes ir donde ofrezcan todo esto sin costo? Sin importar si vas en un traje de tres piezas, o con una barba de tres días, puedes entrar a una biblioteca y sentirte bienvenido".
Daphne Sashin y Margaret Blaha, especial para CNN, contribuyeron con esta historia. 
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