7 jun 2011

La violencia silenciosa en el aula


Por: Marcela Isaías / La Capital
El 40 % de los chicos que sufre algún tipo de maltrato en la escuela no lo dice. El dato es apenas un número preliminar de un estudio encarado por el Observatorio de la Convivencia Escolar de la Universidad Católica Argentina (UCA), en el país y otras naciones latinoamericanas. Si bien no está terminado, da pie para hablar sobre la llamada “violencia silenciosa” en las aulas, un tema sobre el que el psicopedagogo Alejandro Castro Santander es especialista.
En los últimos días de mayo Castro Santander visitó Rosario y Santa Fe. Lo hizo para dictar una serie de charlas y acompañar el proyecto que el diputado (PJ) Mario Lacava impulsa para contar con una ley de convivencia escolar.
“Muchas veces se habla de lo que se ve, de lo ruidoso, de lo que repercute en los medios, y sin embargo cuando les preguntamos a los chicos hablan de los tipos de violencias más desapercibidas”, dice el educador para explicar por qué el término de “violencia silenciosa”. Y agrega que son las mismas que “luego van a producir las otras, las que tienen una repercusión más grave”.
En rigor se trata de las burlas, las humillaciones, el hostigamiento el acoso escolar (más conocido por su nombre en inglés bullying), que alcanzan a cifras muy altas en las escuelas, y es algo más común de lo estimado.
Ausentismo. Alejandro Castro Santander es también asesor de gabinete de la Dirección General de Escuelas de Mendoza. Por estos días trabajan en una investigación que pretende abarcar a una población de 90 mil chicos en la provincia cuyana. Los datos recogidos están siendo cruzados con un estudio anterior que incluyó a 6 mil chicos de 7 provincias, y con otras muestras recogidas en otros países latinoamericanos entre ellos Chile, México y Colombia. Son alumnos entre los 9 y los 18 años.
Los primeros resultados demuestran que “el 40 % de los chicos que sufre algún tipo de maltrato en la escuela no lo comunica”. Y es más, el educador anticipa que “uno de cada tres chicos le teme a un compañero”. Eso influye —agrega— en problemas como el ausentismo escolar. “Ese miedo al compañero hace que luego los chicos no quieran ir a la escuela, que falten. Es lo que llamamos el ‘Síndrome del domingo por la tarde’ ”, dice.
Castro Santander que lleva más de 30 años investigando en la problemática y es profesor de la UCA, detalla que se decidió tomar como muestra a la provincia de Mendoza, porque los resultados que arrojan los estudios la ubican en la media nacional. En otras palabras, las conclusiones de esta indagación bien pueden hacerse propias en otras realidades como la santafesina.
—¿Cómo influye el clima escolar en el que el chico aprende?
—Es básico. El clima de la relación influye directamente en la calidad educativa. La convivencia termina condicionando los aprendizajes. Lleva a que un docente no pueda enseñar y a que un alumno no aprenda. El fenómeno de la violencia es integral.
—¿Por dónde empezar con la convivencia escolar?
—Primero por un diagnóstico, pero también pedimos a las instituciones que se miren. Qué miren con qué docentes, directivos, padres y alumnos cuentan. También que miren cómo se dan las dinámicas del poder, la micropolítica institucional: ¿El poder lo tiene el directivo o el portero que concentra la información y conoce a la gente más que los directivos? Y también cómo gestiono la convivencia dentro del proyecto institucional.
—Y para eso hace falta tiempo, ¿no?
—Claro. No se puede reducir a un docente que da clases y un alumno que se supone que aprende. Las escuelas necesitan trabajar en proyectos bien interesantes y pensados, inteligentes y que impacten, ahí se ven las diferencias en el éxito o fracaso.
La evaluación como abuso. “La evaluación es el elemento más usado como instrumento de abuso de poder. Es un tema muy complejo y generadora de conflictos. Por eso hay que ver qué pasa con la misma en las escuelas. El modelo formativo de la evaluación es para comprender y mejorar el proceso de aprendizaje, pero a veces se usa de manera punitiva, muy mal. Y otro aspecto es cuando los docentes haciendo uso de poder humillan, hablamos aquí de maltrato”, dice Castro Santander a la hora de hablar sobre cómo los docentes ejercen violencia en sus alumnos.
—¿La descalificación como decir “vos no podés” no es otra forma de violencia?
—Claro, y tiene que ver con la autoestima. Lo llamamos “el efecto Pigmalión”, que es muy perverso y generalmente termina siendo la profecía autocumplida.

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