18 jun 2010

´Los padres deben estar alerta y saber que un ordenador no es un canguro´




Desde hace años, las tecnologías de la información avanzan más deprisa que las normas y, en ocasiones, que la moral. Por eso, encargados de la seguridad en internet como Enrique González buscan nuevas formas de prevenir los posibles delitos y de concienciar a toda la sociedad.

FÉLIX ARIAS
Internet se ha convertido en una herramienta aparentemente imprescindible para miles de jóvenes que la utilizan para informarse, relacionarse y divertirse. Sin embargo, el constante auge de las redes sociales y de las plataformas diseñadas para compartir elementos audiovisuales ha puesto de manifiesto los peligros que, a través de delitos como la pedofilia o las agresiones, y de actitudes como la adicción y el aislamiento, presenta esta inabarcable e incontrolable red de redes. Ante estas amenazas, que el pasado año acabaron con más de 200 detenciones, las fuerzas de seguridad reconocen que no todo se puede controlar, pero inspectores de la Policía Nacional como Enrique González, que ayer participó en el ciclo de conferencias "Menores. Nuestro futuro", que organiza en Elche Caja Mediterráneo, siguen luchando por paliar sus consecuencias con la ley y la palabra.

¿Está cambiando el perfil del pedófilo?
Las personas que cometen este tipo de delitos sexuales son tan variadas que no se puede hablar de un perfil concreto y sólo se puede confirmar que todos son varones. No obstante, desde hace poco, los menores han dejado de ser sólo víctimas de estas prácticas para comenzar a participar en su producción y su distribución.

¿A qué cree que se debe esta tendencia?
Los menores son personas influenciables que pueden acceder a páginas que les transmiten ideas equivocadas. El interés por el sexo siempre ha existido, pero cuando afecta a menores es necesario intervenir para evitar posibles daños psicológicos importantes. Por eso, la apertura de estas nuevas tecnologías ha creado nuevas posibilidades para expresarse muy difíciles de controlar y debemos esforzarnos cada día.

Además de estas acciones, algunos jóvenes se han convertido en protagonistas de otros casos preocupantes, como la publicación de vídeos con agresiones.

La violencia que se observa en los casos de acoso escolar, al que algunos llaman "bullying", ha existido siempre, pero las nuevas plataformas digitales de comunicación han facilitado su difusión. De esta forma, aquellas cuestiones que antes se solucionaban en el ámbito privado, llegan a ser conocidas por una parte importante de la sociedad.

¿Qué influencia ejerce esta difusión en los afectados?
Como norma general, la publicidad de estos actos es negativa para las víctimas y para los autores. Los primeros pueden ver magnificada su humillación y recibir más intimidaciones en su centro escolar, mientras que los agresores pueden recibir, en cierto sentido, una recompensa por su acción y sentirse incitados a volver a realizarla.

Sin embargo, gracias a este nuevo soporte también resulta más fácil encontrar e inculpar al autor.
Ésa es una de las consecuencias positivas del uso de internet, porque el rastreo de los archivos permite detectar el delito y al culpable con mayor rapidez. Además, la publicidad de estos actos obliga a las autoridades a actuar en casos que, en otras épocas, recibían castigos menos severos o simplemente se dejaban pasar.

¿Qué proceso se sigue para detectar estos casos y detener a los culpables?
Cuando descubrimos un posible delito, tratamos de descubrir la identidad de la víctima y los autores. Más adelante, cuando se cuenta con la autorización de una autoridad judicial, nos ponemos en contacto con los implicados y llevamos a cabo la investigación. Habitualmente, iniciamos acciones de oficio, pero la red es tan amplia que, pese a nuestros esfuerzos y a los medios y al personal cada vez más especializados con el que contamos, no se puede llegar a todo. Por eso, es muy importante la colaboración ciudadana de aquellos que detecten alguna situación de este tipo.

¿Cómo se pueden prevenir que un menor sea víctima de alguno de estos caso en la red?
La única forma de evitar estas situaciones es darles a conocer lo que tienen en sus manos cuando encienden un monitor. Del mismo modo que una persona necesita una licencia para conducir un vehículo, es necesario que los jóvenes tengan una formación adecuada antes de acceder a espacios digitales que podrían hacerle mucho daño.

¿Qué función desempeña la familia?
Los padres deben estar alerta ante el comportamiento de sus hijos y tener claro que un ordenador no es un canguro. Un menor no se puede pasar doce horas delante de un monitor, porque pierde la capacidad de comunicarse y se arriesga a ser víctima o autor de algunos de estos delitos.

¿Y los centros educativos?
El profesorado de los colegios y de los institutos también deben implicarse activamente en la tutorización de los menores. Las aulas de informática no deberían servir exclusivamente para impartir los conocimientos básicos sobre su manejo, sino que se deberían utilizar también para concienciar a los alumnos sobre los peligros que implican, por ejemplo, dar información privada a desconocidos.

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